La muerte del niño de dos años Roberto Carlos Suárez Machado puso, una vez más, en la palestra pública la falta de acción de las autoridades cubanas frente a la normalización de la violencia contra infantes en la isla.
La madre, Amarilis Machado, y el padrastro Yosvany Silvera, enfrentan proceso penal por homicidio luego de confirmarse su participación en los maltratos que ocasionaron lesiones internas graves y condujeron a la muerte del menor este sábado 19 de julio, publicó el periódico provincial Girón.
El hecho desató la indignación de la comunidad cubana y alertó sobre la estandarización del abuso y la negligencia de menores de 18 años.
“La violencia en la crianza en Cuba se ha perpetuado, desgraciadamente, históricamente debido a la normalización de métodos disciplinarios autoritarios como los castigos físicos” indicó en conversación con Martí Noticias Iliana Álvarez, directora de la plataforma feminista Alas Tensas, asentada en Madrid.
La más reciente Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados de UNICEF, del 2019, revela que el 41,6% de madres o cuidadores de niños, niñas y adolescentes de uno a 14 años creen que el castigo físico es necesario para criarlos adecuadamente.
De igual modo, muestra que el mismo porciento de niños, niñas y adolescentes fueron sometidos a algún método violento de disciplina y al 33,1% se le infligieron castigos físicos.
“Para desmontar esta cultura es esencial implementar programas de sensibilización que promuevan una crianza positiva y el respeto verdadero a los derechos de los niños; no en el papel, sino en la formación de padres, educadores y profesionales en técnicas y disciplinas no violentas y la promoción de valores como la empatía y el diálogo”.
“Es necesario, además, fortalecer una legislación que prohíba explícitamente el castigo corporal y establecer mecanismos efectivos para su implementación porque recién se aprobó una ley, pero lo que hace falta es que se instrumentalice esa ley de manera efectiva”.
El Código de la Niñez, Adolescencias y Juventudes en Cuba, aprobado el 18 de julio pasado, protege a los menores contra la violencia en todas sus formas, el maltrato físico, psicológico y sexual y establece medidas de protección integral, prevención y reparación del daño.
La madre de 18 años del menor muerto reside en el reparto Naranjal Norte, de la capital matancera, pero es originaria de un pequeño asentamiento rural llamado Paso del Medio en la misma provincia.
“La paternidad y maternidad precoz es un factor que aumenta el riesgo de maltrato infantil. Los adolescentes que asumen responsabilidades parentales suelen carecer de la madurez emocional y los recursos económicos necesarios para proporcionar un entorno seguro y adecuado para sus hijos. Esto puede llevar a un aumento del estrés, la frustración, la falta de apoyo, lo que incrementa la probabilidad de recurrir al maltrato físico y emocional”, señaló la experta.
Lo anterior se acentúa en un contexto como el cubano de tantas dificultades materiales y, en especial en las zonas rurales donde la falta de apoyo del Estado, se da con mayor frecuencia y por ende es más alto el estrés en los padres adolescentes.
De acuerdo con la investigadora, estudios demuestran que los hijos de padres adolescentes son más propensos a sufrir negligencia y violencia, precisamente, debido a esa falta de apoyo adecuado para los padres jóvenes.
“En Cuba no existen verdaderos programas de apoyo psicosocial y hay una escasa orientación a los padres jóvenes que pueden contribuir a la perpetuación de ese ciclo de violencia”, recalcó Álvarez.
Otros dos testimonios de maltratos que sufren menores a manos de sus padres en Cuba, sin que la garantía para la vida de estos pequeños llegue a materializarse, han salido a la luz.
Marlon de Jesús Cruz Espinosa, de alrededor de seis o siete años, ha sido víctima de maltrato por su madre, Maylin Espinosa Gálvez, y su padrastro, Hamilton Martínez, en la comunidad Cuatro Caminos, del municipio holguinero Rafael Freyre, en la provincia de Holguín, según denuncias publicadas en redes sociales.
La abuela materna solicitó a Fiscalía Provincial la custodia infantil, pero la petición no ha sido atendida, dicen los reportes.
En Nuevitas, Camagüey, en julio de 2024, un niño de dos años se recuperó en el hospital de una fuerte golpiza propinada por su madre, informaron medios independientes.
Infancia e ideología en Cuba
Álvarez se refirió también al uso de los infantes para fines políticos, otra forma de violencia infantil.
“Para proteger a los menores en Cuba y garantizar un entorno de respeto en plenamente esos derechos, no basta con la creación de leyes o la implementación de políticas existentes, aunque por supuesto estas sean importantes. Es necesario un cambio estructural profundo en el sistema cubano actual, que vulnera los derechos de las niñas y los niños, especialmente debido a la ideologización de la educación y la coacción temprana de los menores para que sigan ideales políticos impuestos”.
Agregó que, en Cuba, a lo largo de más de 60 años, las infancias han sido forzadas a adoptar valores e ideologías estatales. Por décadas, los cubanos han tenido que repetir frases como "Seremos como el Che" sin tener una comprensión real de lo que esto implica.
“Una política real de protección infantil debe garantizar que los niños puedan crecer en un ambiente educativo que respete su derecho a la libertad de expresión, a una educación libre de manipulación política, en lugar de imponerles una ideología desde su niñez”, apuntó Álvarez.
“Un cambio estructural en la protección infantil solo se puede lograr si existe una participación activa y un empoderamiento de la sociedad civil, la creación de espacios en los que los ciudadanos puedan debatir y participar en la creación de políticas públicas relacionadas con la infancia”, dijo Álvarez.
“La sociedad debe ser consciente de cómo la violencia, tanto física como emocional, afecta a los niños y niñas, a lo largo de su vida, pero para romper todo este ciclo de violencia en el que viven actualmente tiene que haber un cambio del sistema político actual”, recalcó.
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