El preso político Cristian Jorge Labrada Fonseca fue recluido en una celda de aislamiento el pasado martes cuando se opuso a entregar a los mandos penitenciarios los suministros de alimentos que le llevó su madre a la visita reglamentaria de la prisión Nieves Morejón, de Sancti Spíritus.
“No tiene comunicación con nadie. No sé nada de él, no le explican nada a uno. Me dijeron que tenía que esperar a que él salga de la celda de aislamiento. Lo castigaron porque se negó a guardar las cosas de comer”, dijo a Martí Noticias, Sumara Fonseca Guerra, la madre.
En el penal spirituano, las regulaciones obligan a los reos a depositar en manos de las autoridades penitenciarias las provisiones que les llevan sus familiares que, luego, suelen entregárselas en un horario determinado.
El joven de 21 años, residente en Fomento, cumple una sentencia de diez años de privación de libertad por “delitos contra el orden constitucional”, “desacato” y “delito cometido en el cumplimiento del servicio de guardia u otros servicios especiales”, presuntamente por sus publicaciones en redes y supuestos vínculos con figuras del exilio “incitadoras a que el pueblo cubano desarrolle acciones de violencias contra el gobierno”.
Cuando fue arrestado, estaba pasando el Servicio Militar en una unidad de Cabaigúan, en Santi Spiritus y solo le faltaban seis días para licenciarse.
Durante su más reciente visita familiar el lunes 14 de junio, Cristian Jorge se mostró visiblemente alterado y sin comprender por qué se le castigó tan cruelmente.
“Mi hijo está desesperado, diciendo que está mal sancionado, ansioso, loco de calor. Eso no tiene condiciones de vida. Le están dando comida cruda, con mala elaboración.
A principios de junio, Labrada Fonseca fue trasladado a un destacamento con un régimen de severidad incrementada, donde están los reos con múltiples condenas por delitos graves y conductas violentas.
El centro de asesoramiento legal Cubalex, ha advertido que esta práctica pone al preso político en extrema vulnerabilidad, al exponerlo a un entorno hostil que pone en riesgo su integridad física, emocional y psicológica. Además, lo priva de uno de los propósitos de las sanciones que es el de la reeducación.