El congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart aseguró en entrevista con Martí Noticias que la nueva administración estadounidense, encabezada por Donald Trump, está tomando medidas concretas para restaurar el estado de derecho en materia migratoria y para enfrentar con firmeza a los regímenes autoritarios de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Díaz-Balart, quien preside el subcomité de Asignaciones de la Cámara que supervisa los fondos del Departamento de Estado, presentó recientemente un proyecto presupuestal para el año fiscal 2026 que contempla 35 millones de dólares para programas de democracia en Cuba y 40 millones más para operaciones de Radio y TV Martí. La legislación incluye además disposiciones para negar fondos a organizaciones que colaboren con la inteligencia cubana o exploten a los médicos enviados al extranjero por el régimen.
“Esta es la legislación más fuerte en décadas contra el castrismo. Incluye sanciones a quienes se lucren del trabajo forzado de los médicos cubanos, niega visas a represores y exige a nuestros aliados europeos que presionen al régimen”, explicó el legislador por el sur de la Florida.
Deportaciones, redadas y promesas incumplidas
El congresista alertó sobre el aumento de arrestos y deportaciones de cubanos que llegaron a Estados Unidos en los últimos años bajo programas migratorios impulsados por la administración de Joe Biden.
Según Díaz-Balart, se trató de “legalizaciones artificiales” que ahora están colapsando.
“Hoy esas personas están siendo arrestadas o deportadas, pese a haber creído en una promesa falsa”, dijo el legislador.
Aunque mencionó varias reuniones con la Casa Blanca, el legislador reconoció que hasta el momento no han logrado establecer un proceso especial para migrantes provenientes de países represivos como Cuba, Venezuela, Nicaragua, Irán o Corea del Norte.
Cambio de rumbo: expulsiones y sanciones
Bajo la nueva administración, encabezada por Trump y el secretario de Estado, Marco Rubio, Díaz-Balart asegura que se está haciendo cumplir la ley.
Entre las medidas implementadas destaca la expulsión de represores del régimen cubano que ingresaron durante la presidencia de Biden, y la negativa a otorgar visas a funcionarios y testaferros del castrismo.
“Están echando a patadas a los verdugos del pueblo cubano que entraron como si esto fuera el patio de su casa. Y vienen más expulsiones”, afirmó.
El congresista también señaló que el gobierno está revisando los flujos financieros entre Cuba y Estados Unidos, en respuesta a investigaciones periodísticas que han destapado la creación de empresas por parte de allegados al régimen en territorio estadounidense.
Chevron, Venezuela y el apoyo a la libertad
Díaz-Balart respondió a las críticas de sectores del Partido Republicano que lo acusaron, junto a los congresistas María Elvira Salazar y Carlos Giménez, de supeditar intereses nacionales por su oposición a la licencia otorgada a Chevron en Venezuela.
El congresista defendió su postura y aseguró que la política hacia Caracas se está alineando nuevamente con los valores democráticos.
“Lo que ha hecho esta Administración en relación con Venezuela —y lo que viene— será altamente positivo para la causa de la libertad. No vamos a dejar de luchar por nuestros principios, aunque eso nos cueste ataques desde los extremos”, dijo.
Sobre la política hacia Cuba, Díaz-Balart fue enfático: “Trump ha sido el mejor aliado que hemos tenido. Su compromiso con la libertad de los pueblos oprimidos de este hemisferio no tiene precedentes”.
El cubanoamericano concluyó reafirmando su intención de seguir impulsando legislación que refuerce las sanciones al régimen cubano y apoye a la oposición democrática dentro de la isla.
“Esta lucha no es solo por la libertad de Cuba, es por la seguridad nacional de los Estados Unidos”, sentenció.